Los países deben reinventarse a nivel digital para expandir la industria creativa: Jason Potts en el GFACCT

¿Cómo pueden conversar la cultura y la economía? ¿Es posible que haya un punto de encuentro entre ambas vertientes para transformar el valor cultural en valor económico?

Estos fueron algunos de los interrogantes a los que dio respuesta el economista neozelandés Jason Potts, también profesor de la Universidad RMIT, durante la conferencia magistral: Cuando el valor cultural se transforma en crecimiento económico.

Con este tema se dio apertura al Gran Foro de Artes, Cultura, Creatividad y Tecnología 2022 de MinCultura, que se desarrolla durante el 21, 22 y 23 de julio en la capital antioqueña.

Desde su mirada como economista y académico, planteó la relación entre la cultura, la creatividad y la economía, y cómo conectarlas, al ser la política cultural uno de los retos más importantes que enfrentan los gobiernos en el mundo.

Potts se refirió a los tipos de política como marco para entender cuál de ellas se debe utilizar y narró una breve historia de la teoría económica en los últimos años. «La economía cultural ha pasado por una revolución científica, y lo que pensábamos que era cierto en el pasado ya no lo es», dijo. Una revolución que, en su concepto, no ha llegado a su fin sino que sigue sucediendo, y es digital.

La cultura: del concepto filosófico al económico

En palabras de Potts, la cultura es un concepto muy amplio. Significa diferentes cosas para las personas. Es un tipo de conocimiento que genera agrupación. «Ese es el significado político, filosófico y social de industria creativa pero no es el económico. Los economistas, por su parte, ven entradas, salidas, insumos, maquinas, capital y pasan por un proceso de valor de mercado», dijo.

Por lo tanto, mencionó que es necesario tomar ese concepto filosófico y traducirlo a una manera de entender la tecnología: cómo pasar de la cultura y lo que significa como base de la sociedad humana y de conocimiento a un análisis económico, para llegar a un marco político.  


Potts habló de la evolución de la economía naranja a la naranja digital, como un nuevo paradigma que apenas surge, nadie lo lidera e implica que los países se reinventen a nivel digital para producir cultura y exportarla a escala global.

En conclusión, todos los países se encuentran en el mismo punto de partida y tienen las mismas oportunidades de competir y generar valor para la industria cultural, abrir fronteras y trascender de lo regional a lo global, para lo que se debe impulsar el desarrollo tecnológico y la innovación, de modo que se pueda generar dinamismo económico.